Jugar con los pies

En 1992, la International Board modificó el comportamiento de los arqueros en el fútbol, y con ello dio pie a que se agregara una nueva vuelta de tuerca a la concepción del fútbol.

Aquel cambio que prohibió a los arqueros tomar el balón con la mano tras un pase deliberado de un compañero ,que no haya sido hecho con el muslo, cabeza, hombros o pecho, debía traer como consecuencia una evolución en la forma como se comprendía este juego.

El gran escenario para mostrar aquella innovación fue el Mundial de USA 94. Si tomamos como referencia la competencia norteamericana estaríamos hablando de 22 años de vigencia. El juego debía cambiar para siempre pero algunos no se han dado cuenta de lo que esa revisión significó.

La regla 12 de las leyes del juego, aquella que trata faltas e incorrecciones, establece lo siguiente:

Se concederá un tiro libre indirecto al equipo adversario si un guardameta comete una de las siguientes cuatro infracciones dentro de su propia área penal:

• Tarda más de seis segundos en poner el balón en juego después de haberlo controlado con sus manos.

• Vuelve a tocar el balón con las manos después de haberlo puesto en juego y sin que cualquier otro jugador lo haya tocado.

Toca el balón con las manos después de que un jugador de su equipo se lo haya cedido con el pie.

• Toca el balón con las manos después de haberlo recibido directamente de un saque de banda lanzado por un compañero.

A partir de esa decisión, los porteros de todos los equipos de fútbol del mundo, en cualquiera de los niveles y categorías, se vieron obligados a incorporar otra posibilidad a su proceso de toma de decisiones: había que identificar rápidamente de dónde y cómo partía el balón que estaba por llegar a sus dominios.

Pero esta forma de interiorizar la regla es cuando menos reduccionista, ya que sus defensores parecen dedicarse exclusivamente a la llegada de la pelota y no a cómo, gracias a esa norma, el juego ganaba un aliado para su construcción, una que tomaba una nueva dimensión gracias a la imposibilidad del portero de retener el balón con sus manos para enfriar el partido.

Revisemos la consecuencia del cambio reglamentario: el portero queda inhabilitado a tomar el balón con las manos tras un pase con el pie de alguno de sus compañeros, por ende, debe mejorar su interpretación de este deporte y cuando menos profundizar su juego a uno o dos toques, ya que en la mayoría de los casos, los delanteros rivales iban a ir “a por él” para explotar su debilidad, entendida esta como la falta de continuidad de su juego de pies.

Contrario a lo que algún outsider podría suponer, en el fútbol, deporte jugado con los pies, existe un rol al que, aún a 24 años de la implantación de la regla y a 22 de su ejecución en el contexto de mayor exposición (Mundial de fútbol), se le libera de las responsabilidades de jugar con sus pies, siempre y cuando tenga buenas actuaciones con sus manos.

Lejos de comprender las ventajas de que el portero se convirtiera en un socio más para elaborar y construir avances con sus pies, los grandes entrenadores y especialistas de la posición han dejado de lado esto para seguir entrenando al portero como un futbolista que no necesita más que saber despejar la pelota en momentos de apremio. No he encontrado una estadística fehaciente pero no debe extrañarnos que más del 80% de los rechaces de los arqueros caigan en la titularidad de jugadores rivales, o cuando menos, sean pelotas divididas.

Estas líneas, lejos de descubrir el agua tibia, nacieron a partir del más reciente enfrentamiento entre el FC Barcelona y el Real Madrid, el pasado 3 de diciembre en el Camp Nou de Barcelona.

Durante el duelo, y sin mayor justificación que un arrebato pasional, algún experto repitió que para él la misión fundamental de un portero es tapar con las manos, y que luego, si podía ejecutar correctamente acciones con sus pies, perfecto, pero primer debía saber atajar.

Aquella afirmación carecía de argumentos. Cuando uno hace referencia a la alta competencia sabe que cada deportista, más allá de sus equivocaciones y las diferencias en sus respectivas aptitudes, está en condiciones de enfrentar los retos que trae consigo el más alto nivel; un arquero sabe tapar con las manos porque para ello ha entrenado toda su carrera, pero si a esa cualidad se le agrega la comprensión del juego, el equipo sumará posibilidades y respuestas a las emergencias que nacen en el juego y del juego.

Por ello quise tomar como ejemplo al alemán Marc André Ter Stegen y su actuación en el mencionado encuentro. Cómo se observará en el video, el guardameta del club catalán supo ejercer las distintas obligaciones de su rol, que si a ver vamos, son las mismas que cualquier otro papel en el fútbol: defender y atacar. El #1 defendió con las manos y atacó con los pies:

Queda claro que aprovechar el juego de pies del portero es agregarle variantes al juego del equipo. Pero debe explicarse que esto que debe entrenarse, únicamente encontrará el éxito si su práctica se realiza en contextos o ejercicios que simulen situaciones de juego.

Los arqueros normalmente hacen entrenamientos diferenciados y alejados del resto de sus compañeros, pero para poder poner en práctica esto que aquí se menciona, hay que sumarlos a los ejercicios grupales. No en vano José Antonio Marina, filósofo español, afirma que “la práctica deliberada lo es todo“.

Marc André Ter Stegen es uno de los tantos arqueros que siguen el camino que la regla les muestra, siguiendo las indicaciones de Marcelo Bielsa de “utilizar el reglamento para que el juego sea mejor“.

Gianluigi Buffon, Claudio Bravo, Víctor Valdés, Andoni Zubizarreta, Petr Cech, Manuel Neuer, Diego López. Estos son apenas algunos de los nombres que pueden ser señalados como arqueros que no se limitan a tapar sino que comprenden el juego y lo interpretan tanto con sus manos como con sus pies. En Venezuela también han existido en los últimos años algunos exponentes de esta escuela, siendo José David Contreras el más reciente en ingresar a este grupo que comandaron Rafael Dudamel, Renny Vega y Leo Morales.

Hay que insistir en algo: si el reglamento “obliga” a los guardametas a resolver una cantidad de situaciones con los pies, ¿por qué no aprovecharlo? Claro que no vale únicamente que el portero intervenga correctamente, sino que es necesario que todo el equipo adopte conductas que favorezcan la construcción del juego desde el puesto del arquero.

Variantes hay muchas. No es obligatorio que se juegue en corto o en largo, sí que se haga según las posibilidades de su propio equipo. Es igual de positivo jugar como muestra el video de Ter Stegen a como interpretaba y ejecutaba Cech sus conexiones con Didier Drogba en el primer Chelsea de José Mourinho. Lo realmente diferencial es sacar provecho del reglamento y sumar opciones de construcción al equipo.

Fotografía cortesía diario Marca